miércoles, 20 de noviembre de 2013

¿HA OLVIDADO QUE TODO LO QUE TIENE VINO DE DIOS?

¿Esta tan orgulloso de sus logros o sus posesiones que no puede ayudar sino vanagloriarse  de ellos?

La jactancia implica que su buena fortuna es un resultado de sus propios esfuerzos. ¿Ha olvidado que todo lo que tiene vino de Dios? El rey Nabucodonosor lo hizo. Un día, mientras paseaba por tejado de su palacio, tuvo una conversación consigo mismo que cambiaría el resto de su vida.

“…habló el rey y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mí poder, y para gloria de mí majestad?”  (Daniel 4:30)

Las escrituras nos dicen que Dios interrumpió  el momento de orgullo de Nabucodonosor y de declaró que ¡perdería su reino de manera inmediata! Fue sacado del palacio y forzado a vivir como un marginado común. Su pelo creció como las plumas de águila y sus uñas como las garras de un ave. Incluso llegó a estar enfermo de la mente. No fue hasta que reconoció a Dios como el soberano que el Señor le devolvió su sanidad  y lo restauró en el reino. Escuche su testimonio:

“Más al fin del tiempo yo Nabucodonosor alce mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé  y glorifique al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades.  Todos los habitantes de la tierra  son considerados  como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra,  y no hay quien  detenga  su mano, y le diga: ¿Qué haces?  (Daniel 4:34-35)

Debemos aprender a tomar de forma consciente el asiento trasero cuando el orgullo grite por obtener  la fila delantera. Estudie en la Biblia el destino de los hombres orgullosos. Medite en las Escrituras que tratan sobre la humildad y el orgullo. He puesto en un cuadro  el pasaje  siguiente  y lo mantengo  alcance de mi vista en mí oficina.

“Porque ¿Quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿Por qué te glorias  como si no lo hubieras recibido?  (1 Corintios 4:7)



Cualquiera de las habilidades o talentos que Dios te ha dado, son para su gloria. Aprende  a tomar las alabanzas con calma. Si tú popularidad se incrementa, no seas intoxicado pos las distinciones. Recuerda los elogios son como el perfume. Si lo consumes, te puede matar.

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