miércoles, 20 de agosto de 2014

¿QUÉ ES SER UN CRISTIANO AUTENTICO?

La Biblia (la palabra de Dios) nos enseña que las buenas obras que hacemos no nos pueden hacer aceptables a Dios. En el libro de Tito 3:5. Dios nuestro Señor nos dice que “nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo.” De manera que, un cristiano autentico es alguien que ha sido nacido de nuevo por Dios (espiritualmente hablando) y ha puesto su fe y confianza en el Señor Jesucristo.

 Un cristiano autentico es alguien que se ha arrepentido de sus pecados y ha puesto su fe y confianza solamente en Jesucristo. Su confianza no está en seguir una religión, ni una serie de claves morales, ni una lista de cosas que uno debe o no debe hacer.

 Desafortunadamente con el paso del tiempo, la palabra “Cristiano” ha perdido mucho de su significado y a menudo es utilizada para describir a alguien religioso o que tiene altos valores morales, en lugar de un verdadero seguidor de Jesucristo nacido de nuevo como lo vemos en Juan 3:3. Mucha gente que no cree ni confía en Jesucristo, se considera cristiana simplemente porque asiste a la iglesia. Pero asistir a la iglesia, servir a aquellos menos afortunados que uno, o ser una buena persona, no lo hace a uno un cristiano. Ser un miembro de una iglesia, asistir a los servicios regularmente, y dar para la obra de la iglesia, no pueden hacerle un cristiano.

 En Efesios 2:8-9 leemos que “Por gracia somos salvos por medio de la fe y esto no procede de nosotros, sino que es un regalo, un don de Dios, no por obras, para que nadie se gloríe ni se jacte”.

 Un Cristiano Auténtico es una persona que ha puesto su fe y confianza en la persona de Jesucristo, que reconoce que él murió en la cruz como pago por todos los pecados personales de cada uno de nosotros y que resucitó al tercer día para obtener la victoria sobre la muerte, para dar la vida eterna a todos los que creamos en Él.

 Un Cristiano Auténtico es en verdad un hijo de Dios, una parte de la verdadera familia de Dios, y uno a quien le ha sido dado una nueva vida en Cristo. Juan 1:12 nos dice: “Más a todos lo que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” Por lo tanto, Dios pone un deseo en el corazón del Cristiano Autentico de cambiar totalmente su estilo de vida y le incentiva a llevar una vida santa y pura. La marca de un Cristiano Autentico es demostrar amor hacia los demás y la obediencia a la Palabra de Dios.

domingo, 15 de junio de 2014

EVIDENCIAS DE LA VENIDA DEL SEÑOR JESUCRISTO

Mateo 27: 50-53
“Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu.  Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron;  y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron;  y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos”. 

Este hecho nos aclara sobre los siervos de Dios, que murieron antes de la venida del Salvador (Jesucristo). Efectivamente el Señor Jesucristo vino  a rescatar lo que se había perdido, estableciendo y desarrollando un ministerio que estuviera de cara al rescate de todas las almas y a llevarse lo que le pertenece Dios Padre. Dicen las escrituras, que el Señor Jesucristo   en el momento de morir mucho santos que dormían fueron despiertos. Este acontecimiento sucede en el momento de su muerte en la Cruz. Si comparamos este hecho con la segunda venida del Señor en 1Tesalonicenses 4: 13-17.Podemos leer lo siguiente:

“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.  Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.   Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.   Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.   Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1Tesalonicenses 4: 13-17).

Otro hecho relevante que confirma como vendrá el Señor se puede leer en Hechos 1:9-11

“Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, 
los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”. 


Por otro lado, debemos entender bien  la Soberanía de Dios.  El prometió regresar a la tierra a llevarse a su iglesia; aquella novia que se ha mantenido velando cada día esperando al novio que solo  el padre sabe el día y la hora que vendrá. La convicción que debemos mantener de acuerdo a las promesas hechas por nuestro Dios es que SI VENDRA  no creyendo si estando seguros que ese hecho será una realidad  así como que el Señor Jesucristo resucito y está vivo.

sábado, 14 de junio de 2014

INSTRUCCIONES PARA CONFRONTAR NUESTROS PECADOS

Se trata de reglas generales que pueden aplicarse a todos esos pecados sutiles, aunque también  pueden aplicarse  a faltas más particulares.

1.  Debemos poner cualquier pecado bajo la LUZ DEL EVANGELIO.

El Señor ha perdonado nuestros pecados, pero no solo eso sino que ha acreditado a nuestra cuenta espiritual  la JUSTICIA PERFECTA DE CRISTO. En todas las áreas de la vida en las que hemos desobedecido  el Señor JESUCRISTO fue perfectamente obediente. ¿Nos ponemos ansiosos? JESUCRISTO siempre confió de manera perfecta en su PADRE CELESTIAL. ¿Tenemos problemas con el egoísmo? El Señor Jesucristo siempre se dio a sí mismo. ¿Se nos acusa de proferir palabras  ásperas, chismes o sarcasmos? El Señor Jesucristo siempre habló palabras adecuadas para cada ocasión.

2.  Debemos aprender a depender del PODER HABILITADOR DEL ESPIRITU SANTO.
“porque si vivís conforme a la carne, moriréis; más si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis”. (Romano 8:13).

Nuestra vida Espiritual puede compararse con el motor de un aparato eléctrico. El motor hace el trabajo, pero para funcionar depende de la fuente de poder externa que es la electricidad. Por lo tanto, debemos cultivar una actitud de dependencia continua del ESPÍRITU SANTO.

3.   Debemos reconocer que tenemos la gran responsabilidad de dar pasos prácticos para enfrentar nuestro pecado.

La sabiduría de un escritor antiguo  nos puede ayudar: “Trabaja como si todo dependiera ti, y al mismo tiempo confía como si no trabajaras”.

4.  Debemos identificar áreas  específicas de pecados aceptables.

Pida al Espíritu Santo que le ayude a ver si existe algún patrón  de pecado en su vida. Algo que puede ayudarle hacer morir el pecado es precisamente anticiparse  a las circunstancias  o acontecimientos que lo provocan. 

5.   Debemos emplear algunas Escrituras  específicas que se apliquen a cada uno de los  pecados  sutiles.

Debemos memorizar, reflexionar y orar por el contenido en esos textos y pedirle a Dios que los use para capacitarnos  a confrontar nuestros pecados.

“En mi corazón he guardo tus dichos, para no pecar contra ti” (Salmos 119:11).

6.   Debemos cultivar la oración  para pedir  por los pecados que toleramos en nuestra vida.

La oración es unos de los pasos más importante para enfrentar el pecado, porque es a través de ella que reconocemos de manera consciente nuestra necesidad del ESPÍRITU SANTO así como la presencia persistente de los patrones de conducta pecaminosos que hay en nuestra vida.


7.  Debemos involucrar a otros creyentes en nuestra lucha contra el pecado sutil.

La Palabra de Dios nos dice: “Mejor dos que uno solo, pues tienen mejor recompensa por sus trabajo. Porque si caen, el uno levantará  a su compañero. Pero ay del que cae cuando no hay otro que lo levante”. (Eclesiastés 4:9, 10)
















viernes, 13 de junio de 2014

¿CÓMO FUE SALVADA LA GENTE ANTES DE QUE JESUCRISTO MURIERA POR NUESTROS PECADOS?

Desde la caída del hombre, la base de la salvación siempre ha sido a través de la muerte del señor Jesucristo. Ninguno, ni antes de la Cruz, o desde la Cruz, pudo haberse salvado sin ese evento central de la historia  del mundo. La muerte del Señor Jesucristo pago la pena por los pecados pasados de los Santos del Antiguo Testamente y los  futuros pecados de los Santos  del Nuevo Testamento.

El requerimiento para la salvación ha sido siempre la FE. El objeto de esa FE salvadora siempre ha sido DIOS. El Salmista escribió: “Bienaventurados todos los que en él confían” (Salmos 2:12). Génesis 15:6 nos dice que Abraham creyó a Dios y eso fue suficiente para que Dios se lo contara por justicia (Ver también Romano 4:3-8). El sistema de sacrificio del Antiguo Testamento no quitaba el pecado, como claramente lo enseña Hebreo 9:1-10:4. Lo que hacía,  era apuntar hacia el día que el Hijo de Dios derramaría Su sangre por el pecado de la raza humana.

Lo que ha cambiado a través de los tiempos, es el contenido de la FE en el creyente. Los requerimientos de Dios en cuanto a lo que debemos creer, se basa en la cantidad de revelación que él ha dado a la raza humana a partir de entonces. A esto se le llama revelación progresiva. Adán creyó, y lo demostró por el nombre que le dio en Génesis 3:15 de que el Simiente de la mujer conquistaría a Satanás. Adán lo creyó, y lo demostró por el nombre que le dio a Eva (v.20) y el Señor indicó Su inmediata aceptación al cubrirlo con pieles de animal (v.12). Hasta ese punto, fue todo lo que Adán supo, pero él lo creyó.

Abraham le creyó a Dios, de acuerdo a las promesas y nuevas revelaciones que Dios le dio en Génesis 12 y 15. Antes de Moisés, no existía ninguna Escritura, pero la raza humana era responsable por lo que Dios ya le había revelado. A través del Antiguo Testamento, los creyentes tenían la salvación porque ellos creyeron que Dios algún día se encargaría del problema de su pecado. Hoy, nosotros miramos para a tras creyendo que él  ya se encargó de nuestros pecados en el Calvario (Juan3:16; Hebreos 9:28).

¿Qué hay de los creyentes en los días de Cristo, anteriores a la cruz y resurrección? ¿Qué creías ellos? ¿Entendían ellos la obra completa de Cristo muriendo en la cruz por sus pecados?

Ya avanzado su ministerio, …”comenzó el Señor Jesucristo a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.” (Mateo 16:21). ¿Cuál fue la reacción de sus discípulos a esta declaración?  “Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvertirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca” (16:22).

Pedro y los demás discípulos no conocían la verdad completa, aún así ellos fueron salvos porque creyeron que Dios se encargaría del problema de su pecado.

 Ellos no sabían exactamente cómo él llevaría a cabo esto; no sabían más de lo que Adán, Abraham, Moisés o David conocían, pero ellos creyeron a Dios. Hoy, tenemos más revelaciones de lo que tuvo toda la gente que vivió antes de la resurrección de Cristo. Conocemos toda la obra completa. “Dios, habiendo hablado muchas veces  y de muchas maneras  en otros tiempos a los padres  por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo…”(Hebreo 1:1-2). Nuestra Salvación  aún se basa en la muerte del Señor Jesucristo, nuestra FE es aún el requerimiento para la salvación, y el objeto de nuestra FE sigue siendo Dios. Hoy, para nosotros el contenido de nuestra FE es que el Señor Jesucristo murió por nuestros pecados, que él fue sepultado, y que él resucitó al tercer día  (1Corintios 15:3-4).

¿Qué le sucedió a la gente que nunca tiene oportunidad de oír acerca del Señor Jesucristo?

Toda la gente es responsable ante Dios, ya sea que hayan o no “escuchado acerca de él”. La Biblia nos dice que Dios se ha revelado claramente a sí mismo en la naturaleza (Romano 1:20) y en el corazón de la gente (Eclesiastés 3:11). El problema es que la reza humana es pecadora; todos nosotros rechazamos este conocimiento de Dios y nos rebelamos contra él (Romano 1:21-23). Aparte de la gracia de Dios, Dios nos concedió, sobre lo pecaminoso deseos de nuestro corazón, la visión de descubrir lo inútil y miserable que es nuestra vida apartados de él. Esto lo hace para aquellos que lo rechazan (Romanos 1:24,32).

En realidad no es que algunas personas  no hayan escuchado acerca de Dios. Más bien, el problema es que ellos han rechazado lo que han oído y lo que es fácilmente apreciado de Su obra en la naturaleza. Deuteronomio 4:29 proclama: “Mas desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tú corazón y de toda tú alma”. Este texto enseña un importante principio: quienquiera que realmente busque a Dios, lo hallara. Si una persona verdaderamente desea conocer a Dios, Dios mismo se dará a conocer.

El problema es que, “No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios.” (Romanos 3:11). La gente rechaza el conocimiento de Dios que está presente en la naturaleza y en su propio corazón, y en lugar de ello, deciden adorar un “dios” de su propia creación. Es necio discutir  sobre la justicia de Dios  que envía a alguien al infierno  porque nunca tuvo la oportunidad de escuchar  el Evangelio de Jesucristo. La gente es responsable ante Dios por lo que Dios ya se ha revelado a ellos. La Biblia dice que la gente rechaza  este conocimiento, y por lo tanto, Dios es justo al condenarlos al infierno.

Si asumimos que aquellos que nunca han escuchado  el Evangelio son merecedores de la misericordia de Dios, nos metemos en un terrible problema. La gente que nunca escuchó el Evangelio es salva…deberíamos asegurarnos  de que nadie  jamás escuche el Evangelio. La peor cosas que podríamos hacer, sería compartirle el Evangelio a una persona y hacer que él  o ella lo rehacen. Si eso sucediera, ellos serían condenados. La gente que no escucha  el Evangelio debe ser condenada, si no, no habría motivos  para el evangelismo. Si fuera de otra manera, ¿Por qué correr el riesgo de que la gente posiblemente rechace  el Evangelio y se condene a sí misma –cuando ellos serían previamente salvos porque nunca escucharon el Evangelio?