PorJack Griffin
1.    
Asegúrese de estar bien preparado. Ore  antes de
pasar tiempo individual con alguien  y
organícese.
2.     Recuerde que no puede guiar a alguien  más allá de donde usted ha llegado. Usted no
puede establecer fundamentos sólidos en la vida de alguien cuando la suya  sólo tiene marcas superficiales.
3.     Enseñe por medio del ejemplo de su vida. La persona que esta ministrando
individualmente debe ser lo que está tratando de enseñar.
4.     Adapte su ayuda para satisfacer las
necesidades del individuo. Todas las personas son diferentes. No trate de que
todos encajen en el mismo molde.
5.     Repita todo. “Porque mandato tras mandato,  mandato tras mandato; línea tras línea,
líneas sobre línea; un poquito allí, otro poquito allí…”(Isaías 28:10). No se
disculpe  por repetir las cosas.   
6.     Demuestre como hacer todo. Generalmente tomamos demasiado tiempo
en decirle a la gente qué hacer, pero muy poco 
demostrándole cómo.
7.     Dé asignaciones que sean alcanzables. Si le mete con una pala todo lo que
quiere  darle al discípulo, bote la pala.
Saque su gotero o un dedal.
8.     No dé nada por sentado. Verifique y nuevamente verifique el progreso del
individuo en compromisos anteriores. “¿Cómo te ha ido en tu tiempo de
devocional  en esta últimas dos semanas,
Juan?
9.     Enfatice el señorío de Cristo. Jesús dijo: “Y cualquiera que no
toma su propia cruz y viene en pos de mí, no puede ser mí discípulo” , y “Así,
pues, cualquiera de vosotros que  no
renuncia a todas las coas que posee, no pude ser mí discípulo” (Lucas 14:27 y
Lucas 14:44).
10.          
 Ayúdelo
a establecer  sus metas en la vida, las
metas de conocer a Cristo  y
darlo  a conocer.
11.          
Satisfaga  sus necesidades por medio de las escrituras.
12.          
 Manténgase
compartiendo con él las importancia de los principios  básicos, la palabra de Dios, oración,
compañerismo, testimonio y mantener a Cristo en el centro  de todo. “Porque nadie puede poner otro
fundamento que el que esta puesto, el cual es Jesucristo” (1Corintios 3:11).
13.          
 Explique
el principio de 2 Timoteo 2:2: Concentrase en hombres  fieles 
que sean  capaces de enseñar a
otro. En enséñele a dar su vida  a unos
cuantos, que a su vez se multiplicarán 
en muchos. Manténgase compartiendo la visión  de hacer discípulos (Mateo 28:19, 20).
14.          
 Recuerde
Salmo 127:1: “Si el SEÑOR no edifica la casa, en vano trabajan  los que la edifican. Si el SEÑOR no guarda la
ciudad, en vano vigilan el guarda”. Dios es 
el que forma discípulos. El es Entrenador Maestro. 

 
