viernes, 13 de junio de 2014

¿CÓMO FUE SALVADA LA GENTE ANTES DE QUE JESUCRISTO MURIERA POR NUESTROS PECADOS?

Desde la caída del hombre, la base de la salvación siempre ha sido a través de la muerte del señor Jesucristo. Ninguno, ni antes de la Cruz, o desde la Cruz, pudo haberse salvado sin ese evento central de la historia  del mundo. La muerte del Señor Jesucristo pago la pena por los pecados pasados de los Santos del Antiguo Testamente y los  futuros pecados de los Santos  del Nuevo Testamento.

El requerimiento para la salvación ha sido siempre la FE. El objeto de esa FE salvadora siempre ha sido DIOS. El Salmista escribió: “Bienaventurados todos los que en él confían” (Salmos 2:12). Génesis 15:6 nos dice que Abraham creyó a Dios y eso fue suficiente para que Dios se lo contara por justicia (Ver también Romano 4:3-8). El sistema de sacrificio del Antiguo Testamento no quitaba el pecado, como claramente lo enseña Hebreo 9:1-10:4. Lo que hacía,  era apuntar hacia el día que el Hijo de Dios derramaría Su sangre por el pecado de la raza humana.

Lo que ha cambiado a través de los tiempos, es el contenido de la FE en el creyente. Los requerimientos de Dios en cuanto a lo que debemos creer, se basa en la cantidad de revelación que él ha dado a la raza humana a partir de entonces. A esto se le llama revelación progresiva. Adán creyó, y lo demostró por el nombre que le dio en Génesis 3:15 de que el Simiente de la mujer conquistaría a Satanás. Adán lo creyó, y lo demostró por el nombre que le dio a Eva (v.20) y el Señor indicó Su inmediata aceptación al cubrirlo con pieles de animal (v.12). Hasta ese punto, fue todo lo que Adán supo, pero él lo creyó.

Abraham le creyó a Dios, de acuerdo a las promesas y nuevas revelaciones que Dios le dio en Génesis 12 y 15. Antes de Moisés, no existía ninguna Escritura, pero la raza humana era responsable por lo que Dios ya le había revelado. A través del Antiguo Testamento, los creyentes tenían la salvación porque ellos creyeron que Dios algún día se encargaría del problema de su pecado. Hoy, nosotros miramos para a tras creyendo que él  ya se encargó de nuestros pecados en el Calvario (Juan3:16; Hebreos 9:28).

¿Qué hay de los creyentes en los días de Cristo, anteriores a la cruz y resurrección? ¿Qué creías ellos? ¿Entendían ellos la obra completa de Cristo muriendo en la cruz por sus pecados?

Ya avanzado su ministerio, …”comenzó el Señor Jesucristo a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.” (Mateo 16:21). ¿Cuál fue la reacción de sus discípulos a esta declaración?  “Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvertirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca” (16:22).

Pedro y los demás discípulos no conocían la verdad completa, aún así ellos fueron salvos porque creyeron que Dios se encargaría del problema de su pecado.

 Ellos no sabían exactamente cómo él llevaría a cabo esto; no sabían más de lo que Adán, Abraham, Moisés o David conocían, pero ellos creyeron a Dios. Hoy, tenemos más revelaciones de lo que tuvo toda la gente que vivió antes de la resurrección de Cristo. Conocemos toda la obra completa. “Dios, habiendo hablado muchas veces  y de muchas maneras  en otros tiempos a los padres  por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo…”(Hebreo 1:1-2). Nuestra Salvación  aún se basa en la muerte del Señor Jesucristo, nuestra FE es aún el requerimiento para la salvación, y el objeto de nuestra FE sigue siendo Dios. Hoy, para nosotros el contenido de nuestra FE es que el Señor Jesucristo murió por nuestros pecados, que él fue sepultado, y que él resucitó al tercer día  (1Corintios 15:3-4).

¿Qué le sucedió a la gente que nunca tiene oportunidad de oír acerca del Señor Jesucristo?

Toda la gente es responsable ante Dios, ya sea que hayan o no “escuchado acerca de él”. La Biblia nos dice que Dios se ha revelado claramente a sí mismo en la naturaleza (Romano 1:20) y en el corazón de la gente (Eclesiastés 3:11). El problema es que la reza humana es pecadora; todos nosotros rechazamos este conocimiento de Dios y nos rebelamos contra él (Romano 1:21-23). Aparte de la gracia de Dios, Dios nos concedió, sobre lo pecaminoso deseos de nuestro corazón, la visión de descubrir lo inútil y miserable que es nuestra vida apartados de él. Esto lo hace para aquellos que lo rechazan (Romanos 1:24,32).

En realidad no es que algunas personas  no hayan escuchado acerca de Dios. Más bien, el problema es que ellos han rechazado lo que han oído y lo que es fácilmente apreciado de Su obra en la naturaleza. Deuteronomio 4:29 proclama: “Mas desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tú corazón y de toda tú alma”. Este texto enseña un importante principio: quienquiera que realmente busque a Dios, lo hallara. Si una persona verdaderamente desea conocer a Dios, Dios mismo se dará a conocer.

El problema es que, “No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios.” (Romanos 3:11). La gente rechaza el conocimiento de Dios que está presente en la naturaleza y en su propio corazón, y en lugar de ello, deciden adorar un “dios” de su propia creación. Es necio discutir  sobre la justicia de Dios  que envía a alguien al infierno  porque nunca tuvo la oportunidad de escuchar  el Evangelio de Jesucristo. La gente es responsable ante Dios por lo que Dios ya se ha revelado a ellos. La Biblia dice que la gente rechaza  este conocimiento, y por lo tanto, Dios es justo al condenarlos al infierno.

Si asumimos que aquellos que nunca han escuchado  el Evangelio son merecedores de la misericordia de Dios, nos metemos en un terrible problema. La gente que nunca escuchó el Evangelio es salva…deberíamos asegurarnos  de que nadie  jamás escuche el Evangelio. La peor cosas que podríamos hacer, sería compartirle el Evangelio a una persona y hacer que él  o ella lo rehacen. Si eso sucediera, ellos serían condenados. La gente que no escucha  el Evangelio debe ser condenada, si no, no habría motivos  para el evangelismo. Si fuera de otra manera, ¿Por qué correr el riesgo de que la gente posiblemente rechace  el Evangelio y se condene a sí misma –cuando ellos serían previamente salvos porque nunca escucharon el Evangelio? 

1 comentario:

  1. Esta muy buena la reflexión porque aclara sobre como fue salva la gente que creyo ante de la venida del Señor Jesucristo. Por otro lado nos enseña sobre la gran misericordia de Dios hacia la humanidad.

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