jueves, 5 de julio de 2012

¿Cómo saber si soy Nacido de Nuevo?


La manera de saber si somos “Nacido de Nuevo” o no es por medio de nuestro fruto. Existe una manera de saber si hemos sido regenerados, esta manera es por medio de la revelación bíblica. Creo que para saberlo tenemos que hacernos ciertas preguntas. La Biblia (Palabra de Dios escrita) dice:
 Romanos 8:16
“El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios”. 

El mismo Espíritu de Dios nos testifica de que somos hijos de Dios. ¿Pero como es este testimonio? ¿Cómo nos testifica? Este testimonio no es una experiencia especial y mística ni tampoco es un cosquilleo que sentimos en cierto momento dado. Tampoco es algo de lo cual no podemos estar seguros. Este testimonio es por medio de la confirmación de la Palabra de Dios en nosotros a través de: meditación de las escrituras, oración, circunstancias y la iglesia local; todo esto con la convicción y la certeza del Espíritu en nuestras vidas.

El “Nacido de Nuevo” siente amor y devoción sin división hacia Dios y todo lo que el representa. La Biblia dice que la razón por la que nosotros amamos a Dios es porque él nos amó primero. De esta manera tenemos “testimonio” de que Dios nos ha hecho renacer pues el nos mueve a amarle.

1 Juan 4:10 
“En esto con siste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados”.

¿Que hace una persona que ama a Dios? Bueno aquellos que han estado enamorados alguna vez saben que uno desea pasar el más tiempo posible con la persona que ama, pasa tiempo conversando con ella o con él. Pasa tiempo queriéndole conocer mas y mejor y desea que la relación crezca; y no hace nada que pueda ofenderle.

1Juan 2:15-16
“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él”

El “Nacido de Nuevo” reconoce que Dios es todopoderoso, que es juez y es celoso, Dios no comparte su gloria con nadie. El creyente necesita tener siempre presente la naturaleza de Dios.



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